Comentario
El Estado Mayor Conjunto, sirviéndose del abundante material conseguido en Madrid por el espionaje angloamericano, pudo disponer de una información muy fiable sobre efectivos, armas y fortificaciones en el Marruecos español, así como de la relativa seguridad de que Madrid no iría a la guerra. Lo más preocupante era controlar la posible reacción alemana, que podría intentar asentarse en Marruecos pese, incluso, a la oposición armada de los españoles.
El "plan Backbone" trataba de cubrir estas eventualidades. Si España declaraba la guerra en los primeros momentos de la invasión, Eisenhower desviaría contra el Protectorado español parte de las fuerzas previstas para asaltar el Marruecos francés.
No serían necesarias muchas tropas, pues España disponía en Marruecos de unos 120.000 hombres (incluidas las fuerzas indígenas, unos 20.000 hombres), pero tales tropas ni tenían armamento moderno, ni estaban bien adiestradas. La capacidad de fuego de una división española se estimaba, a lo sumo, en un 50 por ciento de la capacidad de una división aliada. Este ejército disponía de 60 aviones como única cobertura aérea, con el agravante de que eran anticuados y andaban escasos de combustible. Sus fuerzas blindadas ascendían a unos 200 carros, pero sólo constituían una fuerza teórica, pues todos ellos eran restos de la guerra civil, en buena parte inoperantes... en cualquier caso resultaban blancos indefensos ante los modernos blindados que Torch llevaría a África.
Si España declaraba la guerra en esos primeros momentos, la escuadra de protección aliada pulverizaría las defensas -bastante importantes por cierto - de la punta de Tarifa, en un ataque rápido, concentrado y con abundante apoyo aéreo.
Si España se mantenía neutral y era invadida por Alemania, los aliados dispondrían de tiempo suficiente para prepararse. Por un lado, la invasión de España no sería sencilla: Berlín tendría que concentrar fuerzas importantes y eso resultaría lento dado que la Wehrmacht estaba metida hasta el cuello en la campaña de Rusia. Los preparativos de una hipotética invasión alemana contra España serían detectados por el espionaje aliado al menos con 15 días de antelación respecto al comienzo del ataque. La invasión hallaría, seguramente, fuerte resistencia en España -que los aliados tratarían de activar - donde, además, las dificultades geográficas y la escasez de comunicaciones retardarían, al menos un mes, la presencia alemana en el sur de España.
Estos plazos resultaban suficientes para que los aliados pusieran en marcha las operaciones contempladas en el plan Backbone y se adueñasen del Protectorado español.
Tales operaciones tenían tres partes:
1.- Toma de Tánger y Tetuán: fuerzas desembarcadas en el Marruecos francés avanzarían hacia Alcázarquivir, con fuerte cobertura aérea, mientras que grupos de paracaidistas y comandos aerotransportados limpiarían el camino al grueso de las fuerzas. Tetuán, capital y capitanía general del Protectorado, con importante guarnición, constituía el objetivo prioritario por el efecto psicológico que causaría en el resto de las guarniciones españolas.
2.- La toma de Ceuta, considerada como la operación más difícil de Backbone, requeriría el desembarco de dos importantes grupos de comandos en la zona de Cabo Negro. Uno de ellos trataría de destruir los 8 cañones de costa que allí había y el otro cortaría la carretera entre este punto y la plaza. A continuación podrían desembarcar las tropas adjudicadas al ataque a Ceuta, que a esas horas estaría bajo el fuego aeronaval de los aliados.
3.- Toma de Melilla y su aeropuerto: una fuerza aliada partiría de Uxda, cruzaría por sorpresa el puente internacional, tomaría Melilla y después avanzaría por el norte del Protectorado para rendir a las fuerzas españolas acantonadas en la zona de Alhucemas (19).
Todo ello requeriría el empleo de 4 divisiones de infantería, unos 400 tanques y 200 aviones. Tales fuerzas estarían concentradas en el sur de Gran Bretaña.